martes

Me he abierto un perfil en algo llamado Facebook. No estoy demasiado al tanto de estas cosas pero, al parecer, es una web que te permite encontrar a gente de tu pasado a la que tenías completamente perdida la pista.

Después de rellenar un par de cuestionarios y añadir una fotografía en la que no aparezco demasiado mal he comenzado a buscar. David Gimeno no está. Fernando Santos tampoco. Martín Feo, no, ni Pedro San Juán, ni Manuel Rodríguez, ni Blanca Ustáriz, ni Julián Ortigosa, ni Dionisio Alvarez, ni "la vulpina", ni Eugenia, ni "la inocente morena", ni Pablo, ni Alfonso, ni Alejandro, ni Jorge, ni "Pichota". Nadie.

Tranquilo, es posible que Facebook no esté tan extendido como dicen. He repetido la búsqueda de sus nombres en Google. Nada. Ni la más mínima referencia. Siento un sudor frío y empiezo a pensar en lo peor. ¿Es posible que ninguno de ellos haya hecho nada como para que su nombre aparezca en internet? Es muy difícil, en internet se aparece por millones de motivos. Apareces si te ponen una multa, o si te sacas una plaza de funcionario, o si te casas, o si tienes amigos que se acuerdan de tí, o si te apuntas en un concurso, o si pides algún tipo de ayuda o de beca, o...

Solo se me ocurren dos explicaciones. Fuimos una generación de inútiles, de personas grises, o más que grises transparentes, o más que transparentes invisibles. Y dos, todos están muertos. Una plaga terrible y silenciosa fue acabando con sus vidas lentamente, discretamente, sin despertar alarmas. En ese caso, ¿cuánto me queda a mí?

1 comentario:

  1. Los muertos sí constan en internet, así que, tranquilo, la primera hipótesis es la correcta.

    Muy interesante el blog, aunque tenga un ligero tinte existencialista (tampoco es tan malo, siempre que no abuses al estilo cine francés de los setenta). Como sea, me ha picado la curiosidad; me pregunto si llegaré a descubrir "quién coño es Leopoldo Abril".

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